Hace apenas 12 días que inicié un proyecto que me está transformando más de lo que esperaba. Decidí publicar contenido diariamente durante un año completo, un desafío que sonaba emocionante en mi cabeza, pero que ya está mostrándome su verdadero peso. Hasta ahora, he logrado crear solo seis piezas de las 12 que debería tener al día de hoy, lo que deja claro que encontrar un ritmo sostenible será esencial si quiero alcanzar la meta de 365 piezas únicas para redes como Instagram, X, y próximamente YouTube y LinkedIn.




El proyecto nació con una idea clara: compartir códigos de –profile creados por mí para la comunidad de MidJourney. Sin embargo, en el camino, se me ocurrió expandirlo un poco más, creando un mini corto inspirado en uno de los proyectos y sumando la idea de compartir noticias relevantes del mundo de la inteligencia artificial, lo que le ha dado aún más profundidad y alcance. Aunque estoy orgulloso de lo que he creado hasta ahora, me di cuenta de que empecé demasiado ambicioso. Este enfoque ampliado ha consumido más horas de las que esperaba, afectando mis momentos de descanso. Este primer aprendizaje ha sido clave: necesito encontrar un equilibrio entre calidad y sostenibilidad, algo que permita que cada pieza esté buena, pero que no me consuma tantas horas.
La motivación: un motor diferente

Uno de los mayores retos hasta ahora ha sido mantener la motivación. Para este proyecto, abrí un nuevo perfil de Instagram, lo que significa empezar desde cero. Sin embargo, mi motivación no está en la cantidad de interacciones o seguidores; está en algo más personal. Aunque la mayoría de quienes me siguen (un 98%) son amigos que siempre me regalan un like, no estoy buscando grandes números. Esto es un experimento para romper mi propio algoritmo, no para alimentar el de las plataformas.
El desafío de las redes sociales
Publicar en múltiples plataformas es un reto en sí mismo. Comprender a qué hora publicar, el tipo de contenido que funciona mejor, los formatos, y hasta los captions, es como aprender un nuevo idioma. Por lo que he leído y conversado con otros creadores de contenido, los algoritmos de estas plataformas cambian constantemente, lo que exige un esfuerzo increíble para mantenerse al día. Esto me hace admirar aún más a quienes se dedican a esta tarea todos los días.
En estos primeros días, me doy cuenta de que no solo estoy creando contenido; también estoy aprendiendo a optimizarlo. Elegir carátulas atractivas, definir segundajes, escribir captions que conecten… todo esto requiere tiempo, pero también creatividad estratégica. No es solo lo que comparto, sino cómo lo comparto.
El aprendizaje hasta ahora
Estos 12 días me han enseñado mucho, y sé que todavía queda un largo camino por recorrer. Haber logrado solo seis piezas hasta ahora me recuerda que este es un proyecto maratónico, no un sprint. Estoy en ese proceso de ajustar mis expectativas y encontrar un ritmo que me permita avanzar sin castigar mis horas de descanso. Creo que este equilibrio es parte de lo que significa romper el algoritmo: cuestionar los patrones que me han llevado aquí y rediseñarlos para que el viaje sea sostenible y gratificante.
Conclusión

Este proyecto de 365 días es un ejercicio de constancia, creatividad y, sobre todo, aprendizaje. Estoy apenas comenzando y, aunque voy rezagado, cada paso me enseña algo nuevo. Este viaje no es solo sobre las piezas que publico, sino sobre lo que descubro de mí mismo en el proceso. ¿Qué me enseñarán los próximos días? No lo sé, pero estoy listo para seguir explorando, ajustando y, por supuesto, compartiendo cada paso en este camino.

Deja un comentario