Hace tres años, fundé este blog con la intención de enriquecerlo con contenidos que han transformado mi forma de pensar. Curiosamente, aunque me he enfrentado a miles de estímulos que me hubiese gustado que fueran la primera entrada de blog, ninguno puede compararse al tsunami de pensamientos, temores, expectativas y emociones que ha despertado en mí la inteligencia artificial.
¿Qué es lo que rompió mi algoritmo sobre la inteligencia artificial?
Mi introducción al mundo de la inteligencia artificial fue completamente casual y fortuita, ya que no aparecía en las recomendaciones de las diversas redes sociales que suelo consumir. Una noche, mientras conducía, vi a dos amigos sentados en un restaurante. Al verme, me hicieron señas para que me uniera a ellos. Estacioné el auto y, después de los abrazos y la charla informal correspondiente, uno de ellos, Iván Salinero (un fotógrafo español que vive en Filadelfia), mencionó las bondades de un chat que, según él, lo sabía todo y podía hacer cualquier cosa que le pidieras. Al ser un tema tan ajeno a mis intereses habituales, lo dejé pasar; sin embargo, ya había comenzado a sentir un cosquilleo de curiosidad que no pude evitar explorar en busca de información.
La conversación siguió girando en torno a la inteligencia artificial, y otro de mis amigos, Richars Meza (CEO de un estudio de branding y fundador del LAD, un festival de diseño gráfico que reúne a los mejores diseñadores del mundo durante un fin de semana en charlas y talleres), comentó que había estado experimentando con inteligencia artificial para crear arte. Aunque no le había parecido asombroso, creía que era algo que daría mucho de qué hablar en unos años. Fue entonces cuando Iván intervino y comenzó a mostrar en su Instagram el perfil de un artista que utilizaba Dall E 2 para crear visuales impactantes que me dejaron alucinado en cuestión de segundos. Aunque no recuerdo el nombre del art



¿Por qué me emociona la inteligencia artificial?
La inteligencia artificial me tiene emocionado y asustado a la vez. Por primera vez, me sentí desactualizado en herramientas que podrían hacerme crecer en mi profesión, algo a lo que siempre presto mucha atención. La emoción que siento es positiva porque, al estar a cargo de un departamento de arte en una agencia de publicidad, siempre buscamos formas de optimizar nuestro tiempo y mejorar nuestros resultados.
El aporte de ChatGPT para ordenar ideas, analizarlas, resumirlas y parafrasearlas es estupendo. Incluso hice el ejercicio de pedirle que me diera feedback sobre cinco ideas para una marca en el mercado ecuatoriano y, luego de proporcionarle información básica sobre el target o audiencia, elaboró un feedback claro y contundente que coincidía con las preferencias del grupo de directores evaluando la viabilidad de la campaña.
En cuanto a la relación de ChatGPT y el mundo del arte, me ha simplificado enormemente la argumentación de las propuestas de diseño que presento a clientes. Antes pasaba mucho tiempo redactando argumentos sobre el estilo gráfico y justificando decisiones estéticas. Con ChatGPT, me resulta mucho más sencillo y me permite dedicar más tiempo a diseñar.
¿Por qué me aterra la inteligencia artificial?
Por primera vez, vi clara la posible obsolescencia de mi carrera, de que una nueva tecnología pueda dejarme sin trabajo. Las noticias sobre Domestika y Buzz Feed despidiendo a cientos de trabajadores para reemplazarlos por menos personas que sepan utilizar ChatGPT hacen que esta preocupación sea tangible.
Conclusiones
Cuándo las inteligencias artificiales nos dejarán sin trabajo es una pregunta interesante. Aprender a manejar estas herramientas y no negarse al hecho de que pueden aportar mucho a nuestra metodología y a nuestras estructuras de trabajo es fundamental para no quedarse atrás en la carrera de generación de contenido. La clave está en adaptarnos y sacar provecho de estas tecnologías, incorporándolas a nuestro trabajo y utilizando nuestra creatividad humana para ir más allá de lo que las máquinas pueden hacer por sí solas.
En lugar de temer a la inteligencia artificial, debemos verla como una oportunidad para mejorar nuestras habilidades y expandir nuestras capacidades. Las instituciones educativas y las empresas deben enfrentar este desafío, capacitando a los profesionales en el uso de estas herramientas y fomentando la colaboración entre humanos y máquinas para impulsar la innovación y el crecimiento en la industria creativa.
En resumen, la inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa que nos permita trabajar de manera más eficiente y efectiva. Si bien es natural sentir temor ante lo desconocido, es importante adoptar un enfoque proactivo para adaptarnos a estas tecnologías y utilizarlas en beneficio de nuestra profesión y crecimiento personal. Continuemos explorando y aprendiendo juntos, compartiendo nuestras experiencias y reflexiones en este emocionante viaje hacia el futuro de la industria creativa.

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